Un poco de historia

A lo largo de los tiempos, tanto el hombre como la mujer han sabido incluir dentro del apartado del cuidado personal el gusto por la depilación como una forma de parecer más bellos ante los demás. En las pinturas rupestres se pueden apreciar dibujos de hombres con barba y otros sin ella, lo que demuestra que ya desde tiempos prehistóricos el uso de la depilación masculina estaba presente en la sociedad de la época. Por los restos encontrados en sepulturas de la época, podemos saber en la actualidad que utilizaban navajas de hierro o de cobre, o bien hacían uso de piedras de pedernal para estos fines.

Los egipcios solían depilarse todo el cuerpo utilizando para ello navajas de diferentes materiales. Solían ser de cobre o de hierro, incluso utilizaban a veces el silex para su cuidado personal. Incluso se llegaba al extremo, en el caso de las clases sacerdotales, de tener pohibida la entrada a los templos si previamente no habían cumplido con sus tareas depilatorias. Se aplicaba tanto para los sacerdotes como para las sacerdotisas. La mujeres usaban ceras hechas con azúcar, limón, aceite, agua, miel, pepino, etc.
Los griegos realizaban bellas esculturas donde podemos apreciar el gusto de la época. En ellas aparecen modelos, tanto masculinos como femeninos, perfectamente depilados; incluso era usual la depilación del vello púbico, señal de distinción y de rango social. Solían utilizar cremas depilatorias, ceras, piedra pómez y velas con las que quemaban el vello.
Entre los romanos era esmerado el cuidado del vello púbico, que se solía erradicar ya desde la adolescencia, bien en privado o también en los baños públicos. Usaban brea y ceras, además de pinzas llamadas “volsella��?.
Tanto las mujeres musulmanas como las judías siempre han dedicado un gran interés por la depilación, sobre todo como método de limpieza. Las mujeres utilizaban la técnica del hilo para depilarse las axilas y el pubis. Por el contrario, las mujeres cristianas, por cuestiones religiosas, nunca han utilizado estas técnicas por ir en contra de su moral. Estos hábitos depilatorios se extendieron hasta la India y otros paises, aumentando cada vez más su significado erótico.
Entre los turcos, las mujeres se depilaban el vello púbico en los baños públicos, ya que resultaba pecaminoso no hacerlo.
Con pastas que contenían arsénico y cal viva, durante la Edad Media las mujeres se dedicaban a la práctica de la depilación. Hacían desaparecer el vello de las cejas, las sienes y la parte más anterior del cabello. De esa forma solían ensanchar la frente y parecer más bellas para los hombres de su época.
La depilación, tanto masculina como femenina, siempre ha formado parte de la vida cotidiana en cualquier época, haciendo aparecer a cualquier persona más limpia y bella ante los demás.
La invención por un barbero francés de la primera maquinilla de afeitar con cuchilla cambió radicalmente el ambiente de la depilación en occidente, consiguiendo hacer que esta práctica fuera menos complicada y más placentera tanto para hombres como para mujeres. Eso ocurría en la segunda mitad del siglo XVIII. Hubo que esperar hasta el siglo XX para que apareciera la primera maquinilla de afeitar con hoja intercambiable. Solo unos años después, se populariza la utilización de la cera de abeja, de la resina y de la parafina para fines depilatorios.
Durante los años treinta del siglo pasado se produce otra invención que, junto a la utilización de ropas que dejaban el cuerpo cada vez más al descubierto, dará un nuevo impulso al mundo de la depilación. Se trata de la maquinilla de afeitar eléctrica. Su fácil manejo hace que se implante sin ningún tipo de problemas en el mundo del aseo y del cuidado personal. También comienzan a popularizarse cada vez más, tanto la depilación eléctrica como las nuevas y cada vez más eficaces cremas depilatorias, hasta llegar a la actualidad, donde el láser y otras nuevas técnicas, ya muy sofisticadas y en algunos casos indoloras, van haciendo cada vez más populares el uso de la depilación tanto en el hombre como en la mujer actual.

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