El proceso de envejecimiento de la piel no se puede detener y una consecuencia de ésto son las arrugas. Además del paso del tiempo, existen otros factores que aceleran el proceso. Por ejemplo, el mapa genético de cada persona determina como y cuando surgen las arrugas y por esto es fundamental saber qué tipo de piel y que antecedentes familiares tenemos para intentar prevenirlas. Las pieles secas y deshidratadas son mucho más propensas a mostrar arrugas que las grasas o mixtas. También, una persona que gesticule mucho y sea muy expresiva, tendrá arrugas de expresión antes en su rostro.
Existen numerosos tratamientos para atenuar este proceso, pero conviene ser prudentes, pues no todo vale a la hora de hacerse un arreglo, pues para resultar natural no conviene retocar todas las arrugas que se tienen en el rostro, solamente aquellas que den un aspecto de tristeza o cansancio, pero dejando sin tocar las que dan expresión a la cara.
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