No siempre las llamadas líneas de expresión son signos representativos del paso del tiempo, pues existe mucha gente joven que tienen muy marcadas las líneas del rostro. Normalmente, cada vez que hacemos cualquier gesto como sonreir, llorar o simplemente levantar las cejas, estamos contribuyendo a crear las líneas de expresión que poco a poco se irán convirtiendo en arrugas.
Las líneas de expresión de nuestro rostro hacen que nos cambie progresivamente la cara, sobre todo en la zona de los ojos (las temidas patas de gallo), en la frente, alrededor de la boca y entre las cejas.
Si estamos dispuestos a restar expresividad a nuestro rostro a cambio de parecer más lozanos y jóvenes, podemos decidirnos por la aplicación médica del botox. Este, actúa paralizando temporalmente los músculos.
Por ésto, no podemos mover la piel que está sobre ellos y al no mover esta piel no se forman las líneas naturales de expresión.
Muchas personas sienten temor ante este tratamiento, conscientes de que se trata de un veneno. Pero hay que tener en cuenta que está altamente purificado y es seguro. Siempre que sea inyectado por especialistas no presentará mayores riesgos.
El botox está indicado principalmente para deshacerse de las marcas de la frente, el entrecejo, las patas de gallo y las arrugas que aprecen en el labio superior, aunque esta última localización es más delicada, pues se corre el riesgo de que el labio caiga o quede demasiado inmóvil, con los problemas correspondientes que llevaría acarreado, como dificultad para hablar, comer, incluso controlar la saliva.
También es muy delicado el uso del botox en el cuello, pues el cuerpo puede crear defensas naturales contra
la bacteria, dificultando su eficacia.
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