Noruega no solo es famoso por su bacalao salado que exporta y que muchos de nosotros hemos consumido, sino por sus grandes paisajes naturales. Parte de ellos está compuesto por los fiordos, esculpidas a través de los años por los glaciares y que luego es invadida por las aguas del océano. Al borde del fiordo de Lyse en Ryfylke de la región de Rogaland se encuentra Preikestolen, cuyo nombre significa “púlpito”, un lugar no apto para los que sufren de vértigo.
Un púlpito de roca
No necesariamente nos referimos a un púlpito ceremonial sino a una gran plataforma rocosa de superficie casi plana de 604 metros de altura. El camino auspiciado para el turismo nos propone una ruta de gran dificultad a través de senderos de montaña y lagos glaciares, de 326 metros cuesta arriba (ya que se parte de los 270 metros). Tras casi 4 kilómetros de camino y una parada de restauración usted podrá llegar allí. Si bien es cierto no es el punto más alto de la zona pero su peculiar superficie atrae la visita de muchos turistas al año.
Sensaciones desde lo alto
Este espacio natural no cuenta con medios de seguridad en los bordes, ni ninguna malla esperándolo por si en caso resbala. Por lo que es recomendado un poco de cuidado sobre todo si usted tiene problemas con la altura. Una gran grieta nos avisa que en algún día el pulpito cederá y caerá hacia el fiordo. Mientras tanto, los turistas seguirán explorando su superficie de 25 x 25 metros.
La forma más rápida de acercarse a este lugar es llegando al aeropuerto de la ciudad de Stavanger o al de la ciudad de Haugesund (si toma vuelo con Ryanair desde España). Luego puede dirigirse en ferry hasta el pueblo de Oanes, tome un bus hasta el comienzo de la ruta y en unas cuantas horas estará en lo alto del Preikestolen, un lugar no apto para los que sufren de vértigo.
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