En su primer día en París, es probablemente una buena idea familiarizarse con la ciudad tomando un paseo en uno de los autobuses sin techo, que realizan un ameno tour por la ciudad. Un pasaje en uno de estos autobuses turísticos significa que puede subir y bajar las veces que quiera, y pasar tanto tiempo como desee en cualquiera de los puntos turísticos. Ésta es verdaderamente la mejor manera de conocer lo que la ciudad tiene para ofrecer.
Haga un viaje a Normandía en su segundo día en la ciudad. Ese lugar le ayudará a entender la historia de Francia y sus guerras. Los visitantes podrán ver la popular War Memorial de Caen.
Al tercer día, tómese un tiempo para interiorizarse en el arte culinario. Podrá participar de una clase de cocina francesa con el chef Fraudeau. Esta incluye una visita al mercado, para que además aprenda a elegir sus productos antes de cocinar.
Ningún viaje a Francia es completo sin una sesión de cata de vinos. Visite el castillo de O, en el centro de París en su cuarto día, y disfrute de la experiencia de la degustación de los auténticos vinos franceses. Este castillo fue anteriormente la bodega real y está situado justo al lado del Louvre. El sommelier en este castillo, recibe a sus visitantes con una introducción al maravilloso mundo del vino francés y les permite apreciar diversos tipos de vinos, entre ellos el Champagne.
En su último día en París, debe aprovechar para realizar algunas compras. París es el mejor lugar para comprar. La ciudad ofrece todo lo que los visitantes buscan, desde la alta costura hasta los alimentos gourmet. También hay un increíble mercado de pulgas, donde se puede encontrar prácticamente cualquier cosa. Termine su día, con un almuerzo o una cena en alguno de los elegantes cafés o bares, junto a la carretera.
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