El encanto de montar en bicicleta, una medicina para el corazón

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Es frecuente escuchar en los medios de comunicación poner de relieve las múltiples excelencias de los vehículos a motor. Nos informan de cómo nos desplazamos cada vez más rápido de un lugar a otro e incluso de cómo nuestra imagen social se verá favorecida con uno u otro modelo del mercado. Pero nadie nos habla del sedentarismo que supone movernos siempre en coche y de lo perjudicial que puede ser olvidarnos de que es necesario mover las piernas para que nuestro organismo funcione correctamente. Tal vez sería buena idea una campaña que recordara al ciudadano que existen otras formas alternativas de viajar, además de lo práctico, limpio y saludable que es utilizar una bicicleta en nuestros desplazamientos. No se pretende menospreciar las ventajas que pueden ofrecer los trayectos en coche, que son muchas y excelentes; sin embargo, esa sugerente comodidad puede volverse enfermiza y fuera de lugar, siempre que olvidemos todo lo que puede aportarnos en tiempo y salud cubrir los trayectos cortos en ese humilde vehículo que es la bicicleta, fácil de manejar y tan útil tanto en ambientes rurales como en cualquier ciudad.

Se podría hablar mucho de los interesantes beneficios que tiene montar en bicicleta. Existen verdaderos ríos de tinta sobre el tema que no dejan ninguna duda al respecto. Básicamente es una medicina sobre dos ruedas, como la llaman algunos, que mejora las funciones del sistema circulatorio, protege las articulaciones, previene el dolor de espalda y tiene influencias positivas para el sistema inmunológico. Claro que lo ideal es ver los resultados en uno mismo. Para ello, nada mejor que ir a una buena tienda de bicicletas, elegir la más apropiada en términos de calidad-precio entre los modelos existentes e incluir este nuevo hábito saludable en nuestra forma de vivir.

Existen estudios que dicen que una persona que monta en bicicleta obtiene resultados óptimos en su salud desde el primer momento. Solo diez minutos de pedaleo diario repercuten en la musculatura, las articulaciones y el riego sanguíneo. Con treinta minutos de ejercicio aparecen influencias positivas para las funciones del corazón y si ejercitamos más de cincuenta minutos estimulamos el metabolismo graso. Como vemos, el ciclismo tiene la virtud de aportar unos beneficios increíbles en poco tiempo, lo que lo convierte en un hábito saludable muy a tener en cuenta.

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