Las quemaduras solares aceleran el envejecimiento cutáneo y aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
Las mujeres, durante el embarazo, deben tener mucho cuidado y utilizar alta protección, ya que hay riesgo de aparición de manchas en la piel, debido a los cambios hormonales que se producen, al igual que si se toma la píldora anticonceptiva.

ANTES DE TOMAR EL SOL
-Antes de tomar el sol debemos prepararnos y pensar que protegernos no está reñido con el bronceado. Tomar el sol si estamos protegidos es un placer, de lo contrario puede resultar fatal.
-Evita tomar el sol si usas colonias, desodorantes o maquillajes, pues pueden producirse reacciones alérgicas o quemaduras.
-La toma del sol debe ser paulatina, con exposiciones cortísimas los primeros días y siempre con fotoprotectores.
-No es aconsejable tomar el sol en el caso de varices o si se está en tratamiento médico, sobre todo si se trata de antibióticos.
-No exponer nunca al sol a bebés menores de 6 meses.

DURANTE
-Utilizar productos resistentes al agua.
-Los niños tiene la piel más fina, desprotegida y sensible. Esto supone un mayor riesgo de desidratación o quemaduras. Por tanto, se deben usar productos de alta protección y repetir después de cada baño o cada dos horas.
-Lo mejor es tomar el sol a primera hora de la mañana o al bien al final de la tarde. El sol a medio día no broncea, quema.
-En los días nublados o con viento nos podemos quemar más fácilmente.
-El agua, las arenas blancas y la nieve reflejan los rayos solares, por tanto, tenemos que reforzar la protección. No olvidar proteger los ojos utilizando gafas de sol y sombrero.
-Las partes del cuerpo que requieren mayor protección son: cara, cuello, calva, escote y pecho, sin olvidar orejas y empeines, y los labios (zona a la que hay que prestar especial atención).

DESPUES
-Después de las exposiciones solares, es necesario refrescar la piel con agua dulce o con un producto hidratante o calmante.
-La hidratación después de tomar el sol es muy importante, pues impide el envejecimiento prematuro, y por tanto, la aparición de arrugas.